INFORMACIÓN Alicante, martes 17 de diciembre
EL JUBILEO DE LA ESPERANZA
El 24 de diciembre de 2024, con la apertura de la “Puerta Santa” en la Basílica Vaticana de San Pedro, se iniciará el Año Santo del Jubileo de la Esperanza, que se clausurará el 6 de enero de 2026, en coincidencia con la Epifanía del Señor. El Papa Francisco convocó este Jubileo el 9 de mayo, a través de la bula «Spes non confundit», que significa «La esperanza no defrauda». La bula, de 11 páginas, tiene 25 puntos esenciales divididos en cinco capítulos: 1) La palabra de esperanza, 2) El camino hacia la esperanza, 3) Los signos de la esperanza, 4) El llamamiento a la esperanza y 5) Estar anclados a la esperanza. Para el santo padre, la esperanza es una virtud «que nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz». Manifestando que «se renueva siempre y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo».
El papa Francisco en el punto 8 del documento, habla de «paz para el mundo, el cual vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra… La exigencia de paz nos interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos. Que no falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera». En el punto 9, habla de quienes han perdido «el deseo de transmitir la vida», y culpa de ello a «los ritmos frenéticos de la vida, de los temores ante el futuro, de la falta de garantías laborales y tutelas sociales adecuadas, de modelos sociales cuya agenda está dictada por la búsqueda de beneficios más que por el cuidado de las relaciones» que producen una «preocupante disminución de la natalidad». Y finaliza este punto señalando que: «La comunidad cristiana no se puede quedar atrás en su apoyo a la necesidad de una alianza social para la esperanza que sea inclusiva y no ideológica, y que trabaje por un porvenir que se caracterice por la sonrisa de muchos niños y niñas que vendrán a llenar tantas cunas vacías que ya hay en numerosas partes del mundo». En el punto 10, habla de quienes se encuentran privados de su libertad: «Propongo en el Año del Jubileo iniciativas y formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad; itinerarios de reinserción en la comunidad a los que corresponda un compromiso concreto en la observancia de las leyes».
También criticó el papa que los pobres «hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. Porque los pobres casi siempre, son víctimas, no culpables». En ese sentido, la Bula papal se expresa a favor de una condonación de las deudas de los países pobres: «el Jubileo nos recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. Es necesario que cuantos poseen riquezas sean generosos, reconociendo el rostro de los hermanos que pasan necesidad. Pienso de modo particular en aquellos que carecen de agua y de alimento. El hambre es un flagelo escandaloso en el cuerpo de nuestra humanidad y nos invita a todos a sentir remordimiento de conciencia. Renuevo el llamamiento a fin de que con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna…». El texto invita también a «las naciones más ricas, para que determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas».
Además, se pide unificar la Pascua entre los cristianos de Occidente y Oriente, algo que ahora no sucede. Para ello se refirió a los 1700 años que se cumplirán del Concilio Ecuménico de Nicea, y que por una circunstancia providencial esto tendrá lugar precisamente en el año 2025. El Concilio de Nicea fue el primer concilio ecuménico de la historia de la Iglesia, en él se abordaron cuestiones decisivas para el futuro de una religión que solo pocos años antes había sido perseguida, hasta el punto de que el Credo de Nicea constituye el núcleo fundamental de la fe cristiana que confirma la doctrina de la divinidad de Cristo. Se afirmó rotundamente la deidad y eternidad de Jesucristo y definió la relación entre el Padre y el Hijo como «de una sola esencia». También se afirmó la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo fueron considerados como tres personas iguales y eternas. Jesús tiene una doble naturaleza, humana y divina, y por tanto es verdadero Dios y verdadero hombre. Además el concilio promulgó veinte nuevas leyes de la Iglesia, llamadas "cánones", es decir, reglas de disciplina inmutables. Asimismo en ese Concilio, como la fecha de la Pascua había sido motivo de controversia desde los inicios, buscando la paz y la unidad, se estableció que la Pascua debía ser celebrada por todos el domingo después del primer plenilunio de primavera. Pero cuando se celebró el Concilio de Nicea estaba en vigor en el Imperio Romano el calendario juliano, y puesto que posteriormente se estableció el calendario gregoriano, en su vida litúrgica las Iglesias ortodoxas mantuvieron el calendario juliano, siendo utilizado por ellas para el cálculo de la fecha de Pascua. Por lo que la primera luna llena de primavera puede ser diferente si se tiene en consideración el calendario juliano o el calendario gregoriano, que actualmente se llevan 13 días de diferencia. Francisco ruega que este Jubileo sea una llamada para todos los cristianos de Oriente y de Occidente a realizar un paso decisivo hacia la unidad en torno a una fecha común para la Pascua y celebrar el mismo día el acontecimiento fundamental de la fe cristiana.
Ojalá que este anhelo del papa se haga realidad y los cristianos demos ejemplo de caridad con nuestro comportamiento alejado de tantos arrebatos históricos negativos.
JUAN GINER PASTOR
Catedrático