La Iglesia ofrece por los difuntos la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de Cristo, reza por ellos pidiendo el auxilio espiritual y el consuelo de la esperanza para quiénes las ofrecemos.
Orar por los difuntos es una cosa santa y saludable; ofrecer misas en los días señalados como los aniversarios o en las onomásticas de las personas queridas.
Pueden ser nombrados de forma especial en las misas diarias. Pueden comunicarse las intenciones bien en el despacho parroquial o en la sacristía.